¿Qué es la Radiología Intervencionista?
La Radiología Intervencionista es un área de la especialidad de Radiología que consiste en el empleo de técnicas invasivas para bien la obtención de un diagnóstico o bien realizar determinados tratamientos
¿Para qué sirve?
La Radiología Intervencionista puede dividirse en dos áreas fundamentales, una diagnóstica y otra terapéutica.
La Radiología Intervencionista Diagnóstica utiliza medios cruentos para el Diagnóstico. Por un lado existen los procedimientos diagnósticos angiográficos y otros que se apoyan en el diagnóstico usando medios de contraste que rellenen partes de nuestro cuerpo como la vía biliar. Y existen otros medios cuyo fin es la obtención de una muestra total o parcial de una patología del paciente que precise de un diagnóstico de certeza: quistes, tumores…para su estudio histológico, anatomopatológico, examinarla al microscopio.
Para la obtención de esa muestra de tejido el Radiólogo Intervencionista puede usar la Biopsia con Aguja Gruesa (BAG), la Punción Aspiración con Aguja Fina (PAAF) o la Biopsia con Estereoataxia, ayudándose de la ecografía TC o mamografía para localizar y alcanzar la lesión.
La Radiología Intervencionista Terapéutica emplea el uso de catéteres, drenajes… para el tratamiento mínimamente invasivo, de colecistitis, abscesos intrabdominales…evitando en muchos casos la intervención quirúrgica sobre todo en pacientes frágiles no candidatos a cirugía.
¿Cómo se realiza? Preparación.
La exploración requiere de la firma de un consentimiento informado en el que se detallan los posibles efectos adversos de la prueba. No suele ser dolorosa y en ocasiones se utiliza anestésicos locales.
Una vez pase a la sala, se le pedirá que se quite la ropa necesaria que permita descubrir el área de interés, y se le tumbará en una camilla si el procedimiento es guiado con ecografía o en el TAC.
La prueba se lleva realiza en un entorno de asepsia simulando un pequeño quirófano en el que se emplea un campo de trabajo estéril así como material estéril y desechable.
Tras la realización de la prueba se envía la muestra obtenida al servicio de Anatomía Patológica para su estudio.
La prueba no requiere de preparación previa, dura unos 20 – 30 minutos y tras la misma no necesita ingreso hospitalario ni estancia posterior en el Hospital.
En la sala se le proporcionará información sobre los cuidados posteriores.